Como alimentos indispensables, la leche de vaca, la leche de cabra, las leches vegetales y los productos lácteos aportan muchos elementos esenciales al organismo. Sin embargo, entre la leche de vaca y la orgánica, no siempre es fácil escoger.
Índice:
La leche de vaca
La agricultura clásica permite utilizar pesticidas y abonos para el crecimiento de plantas de forraje, nutrir a los animales con hormonas o curarlos con antibióticos. Por otro lado, para limitar el desarrollo de ciertos microorganismos, los tratamientos de conservación son fundamentales.
Por otro lado, una vaca requiere un cierto tiempo antes de poder comenzar a dar leche. En España, la leche se paga en función de diferentes criterios como la calidad bacteriológica, la calidad sanitaria, la lipólisis e investigaciones de inhibidores. El respeto de estas normas requiere un cierto número de controles al menos 3 veces al mes.
De esta forma, en función del tipo de producto deseado, la leche pasa por diferentes tratamientos como la pasteurización o la esterilización.
La pasteurización de la leche
La pasteurización es el tratamiento más corriente para la destrucción de gérmenes patógenos. La leche se calienta a 72 grados durante 15 segundos, y luego se enfría inmediatamente.
La esterilización de la leche
La esterilización consiste en calentar la leche a más de 100 grados con el fin de destruir todos los microorganismos susceptibles de desarrollarse. La productividad de vacas lecheras ha aumentado en estos últimos 10 años. Cada vaca produce entre 5.000 y 8.000 litros de leche al año.
Esta sobreexplotación de los animales está en el origen de infecciones que se tratan a base de medicamentos. Tras algunos años, la producción de la leche disminuye fuertemente en la vaca que deja de ser rentable. Producir un litro de leche requiere 840 litros de agua.
Por otro lado, la comida dada a las vacas no se transforma directamente en leche, también se transforma en residuos contaminantes y en fuente de calor. Al igual que para la carne, la producción de leche es sinónimo de gasto de energía y de alimentos.
La leche de vaca suele ser percibida como una de las mayores fuentes de calcio. En cualquier caso, la leche de vaca también puede provocar alergias y se considera que tres cuartos de la población mundial es intolerante a la lactosa.
En efecto, la leche contiene toxinas que proceden de la comida que se le da a las vacas y que se acumulan. La leche contiene 5 veces más pesticidas que los vegetales.
La leche orgánica
Los criterios establecidos para la alimentación en las granjas bio se acerca mucho a la agricultura clásica. Sin embargo, existe un cuaderno de cargas muy estricto de la leche orgánica que se basa en algunos grandes principios.
Las vacas deben ir todos los días a los pastos y no permanecer continuamente en el establo, y respetar las condiciones de confort, higiene, ventilación, iluminación, etc.
Las vacas lecheras deben comer únicamente hierba, cereales y forraje natural, y muy poco más. El ganadero no debe utilizar antibióticos, salvo en caso de crisis grave para tratar al animal, y priorizar las medicinas naturales.
Pero en las preparaciones de la leche infantil, la leche orgánica no constituye más que el 80% del producto, por eso se añaden aceites vegetales que no son sistemáticamente bio.
Medio ambiente
Una producción biológica proscribe los pesticidas, las OGM, los abonos pero también cualquier aditivo de síntesis. Sin embargo, los ganaderos pueden utilizar antibióticos para curar a las vacas. No obstante, antes de recurrir a ellos, el ganadero prioriza los métodos alternativos como la medicina suave.
La salud
Según los defensores de la agricultura biológica, la leche orgánica contiene un mayor número de Omega 3, de vitamina A, de antioxidantes y de vitaminas que la leche convencional.
Pero, según otras investigaciones, el hecho de utilizar pocos antibióticos y criar las vacas en mejores condiciones y con pocos complementos alimenticios, no aporta realmente diferencia en términos de calidad con relación a la leche convencional.
En términos de calcio y proteínas, es lo mismo para todas las leches de la vaca. Una leche orgánica y otra que no lo es tienen el mismo contenido. En todo caso, una leche estándar y una leche biológica difieren en otros aspectos. Las principales diferencias se basan en el tipo de grasas y en el contenido de pesticidas.
Consumiendo leche orgánica, se reduce esta exposición, y por lo tanto los riesgos de desarrollar esta enfermedad. Por otro lado, en las grasas de la leche orgánica, se encuentran más Omega 3, beneficiosos para la salud.
Por otro lado, la leche que no es orgánica contiene hormonas en cantidades mayores. En las grandes explotaciones, las vacas se tratan durante la gestación, un periodo donde las tasas de sus hormonas son más altas. Esas hormonas se encuentran en la leche. Aquí hablamos de estrógenos y de progesterona. Su presencia es problemática.
Estas hormonas que no son destruidas por el calor, son las mismas que las que fabrica el ser humano. Todavía no sabemos cuáles son los problemas relacionados con esta presencia, porque faltan estudios, pero algunos han mostrado un aumento del riesgo de problemas en los testículos.
Un estudio americano ha mostrado que los jóvenes que consumen frecuentemente queso tienen menos espermatozoides que los que no consumen ningún tipo de queso.
De forma general, la leche puede provocar enfermedades autoinmunes en personas de riesgo. La leche orgánica no protege frente a este tipo de problemas.
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Escrito por Fabián Aaron
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